Entre el 26 y el 30 de junio se llevó a cabo el XXXIII Congreso Interamericano de Psicología en la ciudad de Medellín, Colombia, convocando a 29 países y a más de 1.600 expositores. En total, la comisión organizadora contabilizó alrededor de 6.000 participantes: expositores, asistentes, invitados, profesionales y estudiantes presenciales y conectados vía web.
Quizás estos números son impresionantes, considerando que una sola profesión puede convocar a tantas personas. Sin embargo, y a modo de reflexión, considero que aún quedan espacios pendientes y voces que se deben escuchar y, por sobre todo, temas que debiéramos compartir como profesionales de la salud mental con colegas de Latinoamérica.
Notoriamente es posible encontrar un denominador en común entre todas las ponencias: Latinoamérica sufre las mismas dolencias y problemas psicosociales casi con independencia de la variable país. Por este motivo es necesario conocer, indagar y reflexionar sobre el mismo escenario que compartimos con países vecinos, ya que las problemáticas sociales tienden a ser muy similares en cuanto a contexto y a forma de presentarse.
De aquí surge la necesidad de reconocerse en el compromiso que implica estudiar psicología y desarrollar los intereses profesionales, considerando estas condiciones particulares de nuestro continente, y asumiéndose desde una postura ética y valórica acorde con las necesidades de aquellas personas con las cuales intervenimos.
Se hace necesario tener una postura reflexiva en nuestro quehacer profesional, comprendiendo las necesidades que surgen en la población. Esta forma de trabajar debe ser adquirida en el proceso formativo y aplicado en el día a día. Nuestra profesión sin duda va adecuándose a los cambios sociales y culturales, por lo que es exigible en nuestro quehacer la constante actualización profesional.
Por eso esta instancia sin duda deja algo bueno: la apertura al cuestionamiento, a la reflexión y, por sobre todo, a mantener el interés vivo en nosotros los psicólogos, quienes decidimos dedicarnos a trabajar por el bienestar y salud mental.
Sin duda que el desafío para este nuevo siglo es enfrentarse desde la psicología a nuevos retos relacionados, ya no sólo con el individuo, sino que también con los contextos sociales, políticos e interculturales, que deben ser considerados en las formas de intervención.
El desafío entonces es tener presente la reflexión sobre la importancia y rol de la psicología y la salud mental de este continente, donde convive la globalización con realidades tan desiguales pero muy presentes en América Latina, como son la pobreza, la exclusión y la necesidad de integración de la población.
Por esto hace sentido el lema en este congreso: ¿Por la salud de los pueblos: Una psicología comprometida con la transformación social¿.
Alexis Vielma
Director carrera de Psicología, sede Concepción
UDLA
Julio 08 de 2011.