La voz es la herramienta de proyección básica de toda persona, es indicador de efectividad, nivel de autoridad, credibilidad, confianza y liderazgo. Es un vehículo y por medio de ella somos capaces de transmitir emociones, estados de ánimo y materializar nuestros pensamientos e ideas. Por medio de ella podemos distinguir a las personas, por su edad y su sexo, y caracterizarlas.
Por esto es importante cuidarla. Cualquiera sea el uso que le demos a nuestra voz al momento de presentar alguna alteración, vemos afectada nuestra comunicación. En el ámbito laboral muchos profesionales, como docentes, abogados, periodista, dependen de ella para desempeñar adecuadamente su trabajo. Un tema no menor si se considera que uno de los últimos estudios realizados por la Asociación Chilena de Seguridad, señala que en el caso de las disfonías y problemas vocales, tres de cuatro consultas corresponden a profesores.
La primera manifestación de la voz, en su rol comunicativo y socializador, se inicia desde que el bebé nace, siendo el llanto el que cumple con estas funciones. En la medida en que el bebé va creciendo es posible observar un manejo cada vez más complejo de su aparato fonador, siendo capaz de modificar, por ejemplo su llanto dependiendo de sus necesidades. Existen estudios que dan cuenta de cómo las madres son capaces de interpretar distintos sonidos y discriminar los llantos de su bebé, asociándolo a necesidades específicas.
Pero existen numerosas personas que desarrollan diversas actividades y profesiones en las que se necesita un manejo de la voz sano y eficiente. Entre ellos, podemos encontrar a locutores, actores, profesores, telefonistas, políticos, periodistas, abogados, que han incrementado el uso de esta herramienta, de acuerdo a últimas reformas procesales implementadas en nuestro país, en las que se ponderan los juicios orales.
Por esto es de suma importancia considerar ciertas conductas que permiten cuidar nuestra voz. Evitar el consumo de ciertos elementos que puedan provocar irritación a las mucosas, evitar o disminuir el consumo del alcohol, evitar el consumo del cigarrillo, disminuir el consumo de cafeína. El consumo de alimentos irritantes como el ají u otros condimentos, también pueden provocar alteraciones. Está descrito que personas que presentan reflujo gastroesofágico, presentan en algún momento disfonía, ya que el material gástrico al ascender irrita la mucosa laríngea provocando inflamación, lo que desencadena en un trastorno en la voz.
Existen otras conductas impropias respecto al aparato vocal, que deben evitarse, como carraspear constantemente, gritar de manera excesiva y persistente, y en general hablar a intensidades o volúmenes excesivos.
Directora de la Escuela Fonoaudiología de UDLA
Paula Pulgar
Abril 12 de 2011.