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Entrevista a Director de Psicología en La Tercera: Downshifting o trabajar para vivir y no a la inversa

Este concepto de vida laboral nace en los años ochenta y de a poco se le han unido muchos seguidores, principalmente emprendedores que quieren crear nuevos negocios.

A más de alguna persona le he escuchado la frase “yo trabajo para vivir, no vivo para trabajar”. Claro, cientos los han dicho cuando han estado hasta la coronilla con la carga de trabajo o tienen unos prolongadas horarios laborales.

Están tan inmersos en la vorágine del día a día, que quienes sentencian con tanta fuerza ese dicho hacen poco o nada por cambiar esa situación de hastío. Sin notarlo tampoco, no se ha dado cuenta que esa frase tiene un contexto que se enmarca dentro de un concepto, que desde los años 80 se viene escuchando, tal vez silenciosamente: el downshifting.

¿Qué es esto? ¿A que se refiere? Básicamente este concepto se refiere a la conciliación de la vida personal y profesional, con el fin de estar más contentos en el trabajo y ser más productivos.

OPINA UN EXPERTO
Para Olegario Hernández, Director de la Escuela de Psicología de la Universidad de las Américas (Udla), es una elección personal, voluntaria, que se basa en una decisión que tiene como propósito cambiar el estilo de vida. Es una definición muy consciente acerca de cómo se quiere vivir la vida.

Para el facultativo, “es un compromiso que se adquiere con uno mismo y con los que dependen de nuestro trabajo, entre lo que estoy dispuesto a ceder para conseguir metas generalmente no materiales. La vida actual es muy exigente en términos de cumplir ideales materialistas: hoy en día “tener” es “ser”. Para alcanzar estos ideales, ya sea por decisión propia o por necesidad, se debe pagar un alto precio en tiempo y energía dedicada exclusivamente al trabajo. Romper parcialmente con ese ciclo es liberarse, pero no se puede hacer a menos que haya un proceso de toma de consciencia que es casi espiritual”.

Se dice que el downshifting está consiguiendo cada vez más seguidores. En los últimos años, se han unido al él muchos trabajadores, pero también emprendedores, a pesar de las dificultades y responsabilidades que comporta crear un negocio. No obstante, Para Hérnandez esta tendencia no es aplicable a Chile.

“Pueden existir casos aislados y uno seguramente conoce historias de amigos que conocen a personas que han tomado la decisión de disminuir el ritmo desenfrenado y el estrés mediante equilibrios trabajo/familia, pero no representan una tendencia. En Chile se valora mucho la dedicación total al trabajo. Sigue siendo una exigencia enorme que las personas pongan el trabajo por encima de la familia, al menos en términos de dedicación horaria, aunque, claro está, siempre hay una minoría que toma decisiones de cambio de actitud, de austeridad y alcanza equilibrios, acosta de modificar sus estilos de vida. En Chile, en todo caso, hay distintos niveles de libertad respecto del trabajo. La diferencia enorme de ingresos repercute directamente en el grado de libertad que tienen los distintos grupos para buscar equilibrios entre trabajo y vida personal”, sentencia.

COMO SE MANIFIESTA
El Director de la Escuela de Psicología de la Udla manifiesta que este fenómeno no se verifica con frecuencia masiva en Chile, puesto que no es parte de la cultura del país. “La dedicación al estudio y al trabajo, así como, en muchos casos, la dedicación a ambas actividades simultáneamente, con tendencias crecientes demuestran que el proceso actual, a nivel macro, es inverso al downshifting. Las personas ven en el trabajo y en el estudio una oportunidad de movilidad social. Y eso es valorado por la sociedad. Por ende, el ideal detrás del downshifting es, por ahora, elitista, está al alcance de quienes pueden realizar las renuncias materiales sin perder posiciones sociales. En todo caso, sigue siendo una opción personal”.

En caso contrario, ¿cómo lo hace quien se manifiesta a la inversa de este concepto, o sea vivir para trabajar? El académico Hernández señala que de varias maneras. “En primer lugar, el vivir para trabajar es parte de los ideales sociales. Trabajar harto y bien, ganar dinero, son herramientas de progreso individual y familiar. La sociedad es individualista explícitamente. Quien no dispone de esos medios tiene menos acceso a bienes y servicios que otorgan bienestar y estatus. El trabajar duro y con esfuerzos, sin los descansos y la dedicación a la vida personal tiene costos: Estilos de vida materialistas, deshumanizados, soledad, problemas de salud y estrechez de perspectivas. La vida se pasa rápido”.

El downshifting expresa un cambio de actitud que releva la riqueza de la vida personal. Es un cambio que puede ser moderado. Gastar menos, vivir mejor. Por lo tanto, consejos para quienes lo practiquen no existen. “Probablemente es muy fácil decirlo y muy difícil ponerlo en práctica. No se puede aconsejar, pues los sermones chocan contra la realidad de las personas. Lo que se puede sugerir es tomarse unos minutos al día y revisar el “por qué” y el “para qué” de nuestras acciones”, dice el psicólogo.