¿Qué le ocurre a un abogado que asume la defensa de una persona marginada y discriminada por gran parte de la sociedad? Esa es una de las cuestiones que plantea la película “Matar a un ruiseñor”, en inglés: To Kill a Mockingbird, film estrenado en 1962, basado en el único libro del mismo nombre de la escritora estadounidense, Harper Lee, quien obtuvo el premio Pulitzer en 1961 por dicha publicación.
La película, ambientada en un verano en la ciudad de Monroeville, Alabama, en los años 30, se centra principalmente en la historia de una niña de 10 años, huérfana de madre, quien vive con su hermano y quien ve cómo su padre, Atticus Finch, abogado respetado, defiende en un juicio a un hombre negro acusado injustamente de abusar sexualmente de una mujer blanca.
La película, antigua pero al mismo tiempo muy vigente, contiene varias dimensiones; por una parte, retrata cómo un abogado decide ir contra la corriente y asumir un caso prácticamente perdido, exponiendo magistralmente el profundo racismo que se vivía en la sociedad norteamericana durante la Gran Depresión, y por otro lado, transmite en forma vívida cómo ven los niños el mundo y cómo consideran a su padre un héroe, dando un paso hacia la adultez.
Está disponible en plataformas virtuales y Netflix.
Daniela Lastra
Líder Académico
Derecho Procesal